Argentina cerrará el 2023 con un significativo cambio político tras la alternancia de gobierno, sumado a un complejo escenario económico marcado por adversidades como la sequía y la consiguiente disminución de las exportaciones, consideró hoy el economista argentino Martín Burgos.
El investigador en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y coordinador del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación ofreció a Xinhua una evaluación de la economía argentina para el año 2023, destacando que la fragilidad que enfrenta el país en estos momentos fue desencadenada principalmente por la merma de los despachos al exterior.
“La crisis del 2023 fue una crisis que vino sobre todo porque no hubo exportaciones, nosotros desde Argentina exportamos muchos productos agropecuarios. Este año hubo una sequía que fue la más grande de los últimos cien años y que nos redujo un 20 por ciento de nuestras exportaciones”, expresó Burgos.
En cuanto a las medidas adoptadas por el Gobierno argentino para enfrentar estos desafíos, el economista señaló que este año estuvo caracterizado por la presentación de dos propuestas opuestas para hacer frente al complejo panorama.
“Un candidato que fue el que perdió, el ministro de Economía, Sergio Massa, que proponía más bien una continuidad, con cambios dentro del gobierno, y había expectativa de que este año 2024 fuese de crecimiento, rebotando un poco respecto a lo que fue el 2023 (…) Y Javier Milei (presidente electo) que planteó que lo más importante era combatir la inflación con algunas perspectivas ortodoxas”, detalló el economista.
Burgos añadió que, según el próximo mandatario argentino, “la inflación es esencialmente un problema de exceso de demanda, entonces hay que recesionar, hay que entrar en recesión”.
La perspectiva para el 2024, planteada por el investigador, es una recesión derivada de un ajuste fiscal considerable, con la propuesta de liberación de precios de Milei generando incertidumbre sobre el futuro de la inflación.
Las preocupaciones se concentran especialmente entre pequeñas y medianas empresas, que temen las consecuencias de la recesión propuesta para el mercado interno, enfatizó el integrante del Centro Cultural para la Cooperación.
“Hay muchos empresarios, sobre todo las pequeñas y medianas empresas, que tienen bastante miedo porque ellos venden en el mercado interno. Y la caída del mercado interno que propone el nuevo Gobierno, como solución para la recesión, puede llegar a ser complicada para sus negocios”, remarcó.
Frente a un futuro aún imprevisible, la respuesta por parte de analistas económicos y sectores empresariales refleja divisiones, sostuvo Burgos, al tiempo que advirtió que la inflación, que podría cerrar con un alza del 150 por ciento en 2023, según analistas, “es uno de los principales desafíos que tiene el Gobierno que viene”.
Agregó que hacer frente a la vertiginosa subida de precios y las formas para lograrlo será un debate recurrente el año que viene, afirmando que “es posible que el año 2024 tengamos otro 4 o 5 por ciento de reducción de la actividad y 5 por ciento de reducción de los salarios, sobre todo de los trabajos informales”.
“Las grandes empresas están muy divididas también porque algunas pueden verse afectadas. Porque el mercado interno es algo importante para ellas. Y respecto a las exportaciones me parece que ahí es donde seguramente habrá más optimismo, pero es todo muy incierto y todavía no tenemos las medidas concretas que se van a aplicar, por lo que habrá que esperar”, remarcó.
En cuanto a los riesgos y desafíos para la reactivación y crecimiento de la economía mundial, Burgos destacó la incertidumbre global debido a conflictos y tensiones en diferentes regiones del mundo, poniendo el foco sobre el comportamiento de los precios de la energía.
Fuente: Xinhua